Sobre "Crimen y Castigo".

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , | Posted on 0:51

Ni tú ni yo lo sabremos Rodia. Aunque los dos podamos intuir del mundo la miseria y la desgracia del horror de otras vidas, paralelas a fin de cuentas, no podemos no podías ni puedo, horadar la carne sin gritos para mañana, sin una celda que se nos disponga tan amable al libre aire de una falsa libertad, de una trágica epopeya. Te sorprendes, es injusto, compañero. ¡Que deliro! No me vengas ahora con esas, Rodián Románovich. Eres tú quien se finge dormido en esa maldita cama como potro de torturas. No me culpes a mí, no seas tan torpe. Acaso ¿No ves que sólo era un piojo sin más haber en su pecho que toda la porquería humana, engalanado de ojos, de cabello; recubierto de mentiras. Ya sé que lo sabes aunque no lo sepas. Sé que morirás, en cierto modo, después de que Razumijin te visite para idolatrar un fantasma. Ya veo, te incorporas de la cama, una vez más, febril y desquiciado, me insultas cuando te comprendo y me muestro claro, así, como un espejo. Dúnechka pasó por aquí. Sí. Mal traducida tal vez. Tú fingías dormir en la cama y conversamos. Me entregó por entera la cara noble de tu cruz atormentada. ¿Por qué Rodián Románovich? Bastaba con ser menos que Napoleón; sólo, apenas un golpe letal para llegar a la gloria. Pero tenías que estropearlo alejándote, con complejo de materia ordinaria, nuestra maleable pieza de trabajo. Que has visitado a tu madre. A ver estimado Rodia ¿A qué vino eso ahora? Por momentos llegué a pensar que lo conseguiríamos; que tal día, serías tú quien me visitaras en aquel fonducho que sólo tú y yo conocemos, sí, aquel apestoso y miserable en la Plaza del Heno. Qué recuerdos, ahora grano en mi memoria. Pues sí. Pensé que algún día tomaríamos té distendidos; que me hablarías de la victoria que ambos pretendimos y que tal vez hoy consumada, podríamos haber celebrado tan lejos de Siberia. Siberia, Siberia, Siberia. Sonia y Petersburgo. Sonia resucitando a Lázaro tan cerca ella de la muerte. Los evangelios bajo una almohada, esa es tu victoria final. El amor ¿quién sabe? Sonia y los evangelios. Sonia y Siberia.

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