Aquí y ahora II

Posted by Eduardo Flores | Posted in | Posted on 16:14

A su breve apunte tras un trago de limoncelo le contesto que lo más probable es que me tire cinco meses sin probar una gota de alcohol; a lo que ella me responde al punto con otra pregunta, o mejor dicho, dos: ¿Te vas a excusar igual con todo? ¿Tienes la necesidad de estar todo el santo día bebiendo alcohol?
Y la verdad es que tanto a una como a otra pregunta tengo la respuesta más o menos exacta. A la primera pregunta corresponde una respuesta afirmativa como el hecho mismo de que ella y yo estamos aquí, ocupando este espacio mismo compartiendo una soledad hiriente y que además refleja la realidad de que estaré cuatro meses de ley seca por pura supervivencia.
A la segunda pregunta un sí rotundo y mayúsculo. Que por qué –ella ya no está aquí leyendo lo que escribo-, porque vivo inercialmente una vida en la que no creo; porque pienso que ante el cinismo malévolo imperante en la sociedad prefiero estar anestesiado. Cosas de la vida. Dicen que una crisis universal asola el planeta. Algunos incluso añaden que parte de mis pesares –la nevera se abre sola sabe Dios por qué- se deben a esa circunstancia.
La decisión está tomada. Vuelvo al oficio del alza y del punto de mira; al estado de alerta, al desprecio por la vida humana; vuelvo a la muerte más que a la vida – se vuelve a abrir la nevera, definitivamente algo debe estar mal colocado en su interior. Aceito el arma en el lugar donde nací esperando de él me sirva de purgatorio sin Virgilios que me indiquen que camino en dirección contraria. Cosas de la vida y de la muerte.

The Wire.

Posted by Eduardo Flores | Posted in , | Posted on 21:33

Decir que de un tiempo a esta parte el mundo de las series de televisión ha experimentado una revolución grata y sorprendente sería en estos momentos vertiginosos de información masiva –para lo bueno y para lo malo- redundante o quizá desfasado. Pero el cambio, sin duda, ha de ir aún más allá y que, aquellos que en otro tiempo se planteaban una carrera cinematográfica en cualquiera de sus variantes POR EL AMOR AL ARTE, ahora, sus proyectos, objetivos y fines, parecen lucir más atractivos en la solidez en que se apoyan las series. Por supuesto en España aún no se ha llegado a entender del todo este fenómeno y que, en lugar de seguir los pasos que han dado otros alcanzando el acierto, se mantiene la constante de husmear el rastro del dinero, los remakes imposibles de colocación y por qué no decirlo también, la apuesta por los efectos especiales cutres e insustanciales.

Por otro lado está, también de forma satisfactoria, el giro que este –digamos- fenómeno televisivo ha tomado en dirección a lo literario dejando quizá en mero reojo un vistazo al mercado cinematográfico del momento. Ojo, no se confundan adaptaciones literarias a la pequeña pantalla –unas con mayor acierto que otras, sin que esto tenga que ver con el éxito obtenido- con el tratamiento literario en el uso de lo visual, son cosas bien distintas y la primera no lo voy a considerar dentro de este fenómeno televisivo por ser algo que nos remonta muy atrás. En ciertas series uno puede darse el gustazo de intuir una novela total en su planteamiento, completamente al margen de los posibles índices de audiencia que decidan finalmente su continuidad o su cese. Claro, esto equivale ya de entrada a una pretendida calidad por el hecho de que existe una historia que se pretende contar y cuyos artífices harán uso de un estilo y forma concreta marcada por la misma.

Podríamos mencionar un buen número de buenas series, tomando como medida la expresión “un buen número” en comparación al índice de buenas películas estrenadas en una temporada; podríamos mencionar un buen número de series que responden a esta nueva manera de entender lo que los telespectadores de buen gusto queremos en nuestras pantallas. De entre todas ellas me detendré en una: The Wire.



No sabe uno el porqué un periodista con tendencias a la literatura de novela policiaca decide un buen día coger su dinero –también el de otros- ponerlo sobre la mesa y ponerse junto a él a escribir y dirigir una serie en la que englobar toda la realidad del entorno en que vive. Claro, no lo sabe uno pero sospecha mientras va devorando los capítulos en que ha volcado todo su proyecto. Es el caso de David Simon, periodista comprometido y vocacional en las páginas de lo que aquí en España es conocido con el título de sucesos, en este caso, de The Baltimore Sun durante más de una década, que, llegado cierto momento y de algún modo desengañado por la manera de proceder de los medios de información escritos, decide embarcarse en un proyecto literario con una clara tendencia al tema policial y por ende a lo social con “Homicide: a yearon the killing streets” obra que sirvió de inspiración al productor Barry Levinson para llevar a la pequeña pantalla “Homicide: life on the streets” merecedora de varios premios y en la que ya se cuenta con David Simon como parte indispensable del equipo de guionistas.

La consecuencia inmediatamente posterior a “Homicide: a life on the streets” es un David Simon incansable en lo que considera su proyecto personal con “The corner: a year in the life of an inner-city neighborhood” novela en la que Simon se apoya en las experiencias del policía de homicidios Ed Burns con el que entabló una relación de amistad durante su trabajo en el The Baltimore Sun y que daría el salto a la pequeña pantalla bajo el título de “The corner”. “The Wire” que corresponde al título en su traducción no literal al castellano de “Bajo escucha” es finalmente el resultado de años de trabajo y que por fin acoge en sus cinco temporadas las inquietudes del periodista-escritor-productor-guionista-director David Simon, esta vez junto a Ed Burns y un antiguo compañero de universidad llamado David Mills, contando el equipo de guionistas con los escritores George Pelecanos, Dennis Lehane, Eric Overmyer y el propio David Mills.

El contexto en el que se desarrolla la acción es la ciudad de Baltimore, Mariland; y el eje principal de toda la historia sujeta por una cantidad considerable de personajes constantes durante las cinco temporadas es la relación que mantienen la policía de la ciudad con el crimen y el narcotráfico, relación esta de la que se derivan todas las consecuencias sociales y que la serie bien sabe mostrar al ritmo de una prosa cuidada sin efectos que puedan apartar el hilo narrativo de la realidad social que contiene (Como ven el uso de términos ligados a la literatura se hacen indispensables para una buena comprensión de un mínimo análisis de la serie).




En la interpretación de los personajes Simon hace uso tanto de actores profesionales como de verdaderos ciudadanos de la ciudad que en algunos casos dan vida a sus mismos personajes reales dentro del marco de la ficción, cosa que asumo como otro de los muchos recursos inteligentes de los que se vale el director. Cada uno de estos personajes sin excepción alguna evoluciona de forma natural con el paso de los capítulos y las temporadas. Personajes humanos desarrollados de manera que aparecen marcando con sus vidas la trama en todo momento, partícipes de diálogos elaborados que se alejan del juego fácil de la ficción dentro de un todo cuya misión es hacer más creíble su transmisión de la realidad de Baltimore. Podría hacer una lista de ellos, sin embargo, dado el hecho de la importancia que tienen cada uno en la historia, el trabajo mismo, el trabajo de escribirla y en el caso del lector, leerla, se me antoja tedioso. Descúbranlo por ustedes mismos en la medida que la serie los presenta.

El argumento global de la serie se nutre de los sub-argumentos de cada una de las temporadas que recogen entorno a una docena de capítulos de unos cincuenta minutos. Cada temporada presenta un tema diferente siempre ligado al tema central y que refleja las dolencias de una sociedad en lucha continua. Los buenos, los malos, no tienen cabida en la trama. Cada personaje viene definido por sus propios matices, con sus errores y sus aciertos, todos, productos en la vida que les ha tocado vivir por las circunstancias en las que se han desarrollado sus personalidades. Así que, al enfrentarnos a la serie podemos tener la sensación de encontrarnos con una novela total más que costumbrista, realista, con un magistral tratamiento de la imagen acorde a la narración; enriquecida por unos personajes reales, reflejo de los ciudadanos de la ciudad de Baltimore; una historia de muchas historias que indaga profundamente en el ser humano y como, éste, no es más que una víctima de las circunstancias que le rodean: sus luchas, miedos, ambiciones… “The Wire” una obra magistral que despunta en el mundo de las series de televisión y que desplaza sin complejos a la producción cinematográfica en una apuesta clara por la calidad televisiva. No dejen de verla.

Recuerdo...

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , | Posted on 14:39

Recuerdo un lugar del mañana en el que mis pies no caminan el suspiro.

Un lugar, una calle tal vez, que será tan rica y es hoy tan pobre.

Sentados en el banco de mi senectud, encolerizadas, las lenguas de dos amantes

quinceañeros, me adornan el paseo y me diré:

Esa calle no termina en un bordillo, tan siquiera en un puente, una avenida, una flor.

En un rincón de los sueños que padezco

existe un árbol aún no plantado.

Yo buscaré con mis manos su tierra fértil, antes de que él sepa de los frutos

que han de dar sus ramas:

Ojos que no han de quitar la sed

sino que profesarán la religión del hambre.

Digo, que he de conocer la joya enquistada en el vientre humano:

¡Cuánto fruto olvidado, cuánta tierra despoblada,

Qué amor merezco y mereces, caminante!

De un rincón en los sueños que habito

recuerdo un lugar del mañana donde, en una calle tal vez,

existe un árbol de lenguas inocentes

que besan con bravura los vivos espacios que conozco y que olvidamos.

En un sólo grito

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , , | Posted on 11:46

Deshacerme de la piel a cuchilladas imprecisas.

Romperme uno a uno cada hueso malgastado.

Golpear con las uñas paredes, suelos y techos.

Revolcar con espasmos mis fibras en las rocas.

Sorber de cada vena mía la sangre acostumbrada.

Mis torpes vísceras exponer en los desiertos.

Hacer calvario el sendero que camino,

por todos aquellos desheredados de Dios

y que no pueden con hambruna impotencia,

hacer más calvario el sendero que caminan,

evadir del desierto sus vísceras desnutridas,

sentir sangre alguna en sus arterias infectadas;

de la roca que esmeran hacer uso suicida,

hallar sano órgano que disecar en la arena.

Flamenco.

Posted by Eduardo Flores | Posted in , | Posted on 16:55

Al abrazo moreno de la guitarra española:

quejido y pausa por tientos, la voz

que se escapa de la garganta ensangrentada.

Verso somos, ven conmigo, ola nerviosa

de hierros quejumbrosos, verso somos.

Sin Título

Posted by Eduardo Flores | Posted in , | Posted on 12:57

Puede que un día aventures tu sonrisa

derramando una libra

de carne sobre la acera,

a masticar el aire cansino de los días.

Faltan carcajadas de Meridiana al Paralelo

en las mañanas que te hacen odiar la poesía;

las horas en las que los besos de tornillo

pierden la flor negra de su origen y,

sientes que el oxígeno carece de importancia.

Te hubiera gustado pasear conmigo

cuando la edad deparaba

las más hermosas sorpresas.

Faltan oficinas en el cielo, pienso;

te debo un disco con canciones

que nunca mueren cuando terminan.

Aquí y ahora.

Posted by Eduardo Flores | Posted in | Posted on 20:01

No es uno siquiera mínimamente consciente de lo extraño y cruel que es este mundo en el que, se supone o nos lo hace suponer nuestra propia razón humana, una deidad noble nos ha colocado a modo de regalo. Mientras observo, cabizbajo y maldiciendo mi suerte, la práctica pero antiestética fachada de la fábrica en la que me dispongo a dejar una copia de mi currículum, pienso en las degeneradas y obscenas personalidades que se reúnen en Sitges al más puro estilo de las novelas negras, para pergeñar las impensables tramas que dirigirán los pasos que han de dar para llevar a la humanidad a Dios sabe donde. Desde el auricular la radio me habla de la insufrible aventura de la futura (¿y esperada?) reforma laboral. También me pone al día la radio de las últimas noticias en torno al trágico y vergonzoso incidente acaecido en las aguas internacionales próximas a oriente medio. Sí, esa en la que unidades de asalto marítimo del ejército israelí abordaron la solidaria escuadra de buques que arañaban el Mediterráneo, con un cargamento de amor en forma de recursos básicos destinados a los olvidados habitantes del gueto que es la franja de Gaza. Y yo, ya digo, absorbiendo la miseria y el dolor, dejando atrás –en el coche- la pasión derramada de la voz de Miguel Poveda, en la puerta de otra fábrica más, en busca de una oportunidad que me permita entrar al trapo de este juego que es vivir el siglo XXI.

Al final.

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , | Posted on 8:49


Fotografía de Fernando Aragón.


Sería la soledad tal vez,

aquello que nos prometimos

............................................-qué pálido el silencio-

al calor de unas luces color futuro

a nuestro paso sobre las aguas

que ahogan, cuando la vida es distracción.

Cuando los duendes del beso

.............................................-qué sueño nuestra historia-

emigran por el sendero doliente

..............................................-qué pálido el silencio-

a las islas quejumbrosas del desamor,

qué cerca y qué lejos tus manos,

las de las frescas caricias juveniles,

por las que aúlla mi pelo marchito,

en alamedas de desencanto.