Próximo concierto de Fernando Lobo en Cádiz

Posted by Eduardo Flores | Posted in , | Posted on 14:19


Días sin sal.

Posted by Eduardo Flores | Posted in | Posted on 13:05

Retomo la novela sin demasiado ánimo. En realidad me cuesta bastante ponerme, sigo un extraño ritual en el que el tabaco desempeña el papel más importante, por lo que pienso, el día que me plantee seriamente dejarlo, habrá que plantearse igual de serio el dejar de escribir. Por lo menos en un tiempito.
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Pero finalmente me siento y escribo. Cada día, nada más ponerme, escribo sin demasiada convicción; lento, torpe; busco palabras como bien se podría buscar margaritas en el desierto. Digamos que se trata de adaptar de nuevo, un día tras otro, la cabeza a la historia. A veces es inevitable, como hoy, interrumpir el proceso de escritura para no volverse loco. Así que no escribo una sola coma más. Es un buen momento para desandar el camino recorrido hasta ahora, de manera que me vuelvo al principio y me pongo a pulir. Pero el trabajo termina demasiado pronto y uno no puede evitar sentirse mal. Algo parecido a lo que sentía cuando estudiaba el bachillerato y me dejaba la preparación de un examen para el último día. Remordimientos podríamos decir.
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Me he puesto a leer mis últimos poemas, aún en el horno. No me convencen, en absoluto, y me pongo a retocarlos. Tacho pero no elimino. No es aconsejable desechar ni una sola idea. Quizá mañana el poema haya evolucionado y lo que hoy no vale mañana es ese verso que te hace cosquillas en el lóbulo de la oreja.
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Como se puede observar no está siendo un día demasiado productivo. Pero pienso que no escribir también es escribir, al menos, una manera de hacerlo con dedicación pues, escribir chorradas es tarea sencilla –esta entrada lo demuestra- . Sin embargo, identificar ciertos días como hoy puede ayudar a que la historia no se me escape de las manos, en el caso de la novela, o bien, que algún poema quede seriamente perjudicado para los restos.

Sosa Oscuridad

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , , , | Posted on 12:50

No encontrarán los ríos mar, ni vuelan
En los cielos los pájaros. Sostiene
A la pasión erguida mas se abstiene
El amor por las calles donde velan
Despiertos los demonios. Hoy cincelan
En la ciudad del bien el mal que viene.
Nada ni nadie existe ¿quién detiene
La inercia de desastres que modelan?
Se confunden los hombres con el mono
En el llanto, ciudad de los pesares;
Donde mi pluma apunto y encañono.
Se confunden las víctimas en mares
De feroces verdugos, de abandono
Los dioses se disfrazan de juglares.

Lloras

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , , | Posted on 0:36

Eres algo bello cuando lloras.
Tensas mejillas son impregnadas
por la miel pegadiza
que mana de los más tristes manantiales.
Lloras. Y me urge
la sensación de que el mundo
que gira rabiosamente
puede sentir tu dolor
como lo hago yo.
Pero es tan hermoso cuando lloras.
El momento se hace poema
Melancólico; Angustiado
el aire se desgarra y se encoge
y yo lo siento, cruelmente lo disfruto.
Me lleno de tu llanto, se abren mis sentidos,
puedo tocar la hiriente melodía
que es tu tristeza
hecha momento, y hecha espacio.
No pidas que te consuele,
conserva este estado
porque jamás conocí más pena
que la que se hace tu paisaje
con tu lamento con tu quebranto.
Escapa el aire entre tus dientes.
Intentas hablar
al compás de lacrimógenos espasmos
de tu sollozo tierno
de esta seda hecha jirones.
Volveré cada día a verte llorar.
Tu amargura es la lágrima
y la lágrima la fiesta
de la pasión puesta en tu llanto
despeinado, agónico, latente.
Eres algo bello cuando lloras
y lo haces como cualquiera.

12 de Enero 2.006 Ouanaminthe

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , , , | Posted on 20:47

...Ouanaminthe nos arrojaba a nuestra cara civilizada occidental y prepotente sus garras de animal herido nato. Quema el suelo, el silbido de las piedras que esquivamos a duras penas mientras corremos: perseguimos, huimos. Duele el aire que se mezcla en el punzante sabor a sangre al entrar apresurado en nuestro interior. Es hora de largarse de aquí ¿a qué coño están esperando? La jerarquía, la escala de mandos, ya se ha desvanecido entre el humo de los botes que la desesperanza escupe. Ha ocurrido otras veces. Quizá, para la gran mayoría de ellos, es la primera vez y ves en sus rostros el pánico y éste convertido en rabia mientras golpea a su presa en el suelo. No era ni la primera ni la segunda, tampoco la tercera… quién sabe. Hace rato que la situación se nos ha ido de las manos, desde que dejamos la cama pienso. O bien, cuando contando tan sólo cuatro nosotros, contábamos cientos de ellos esperando en la frontera: ¡la que se va a formar!
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En las afueras del cementerio: calma, cigarrillos, y algún que otro chiste sobre lo que creíamos podía haber pasado; en el mismo lugar poco rato más tarde, el silbido de las piedras que esquivamos a duras penas mientras corremos: perseguimos, huimos. Y golpeamos y nos golpean, pero no duele porque ha de dolerles a ellos más que a nosotros.
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Le sigo continuamente. Soy el conductor de la patrulla y ello me permite la justa libertad de movimiento que mi experiencia requiere para ser del todo eficaz. Un Leónidas arrogante pero con cojones, pienso mientras le sigo, asaltando esquinas y golpeando. Ponemos presillas, golpeamos de nuevo y entregamos a la UNPOL. Qué manera de morir más estúpida...

La Carretera.

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , | Posted on 12:41


Cuando el gris, el color sin color de la ceniza marca el devenir de los días, se me hace harto complicado no mirar con cierto recelo a la techumbre de lo infinito.
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Las distintas realidades que nos acompañan a diario, como justicieros homicidas castillos de arena, se desinhiben del caso continuamente, y todo parece ir directito a la papelera de reciclaje, sin más esperanza.
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Ayer mismo charloteaba con una amiga sobre lo justo de la realidad. Pero qué realidad ni que ocho cuartos pienso yo. No es posible asumir que en estas malditas tres dimensiones todo vaya cargado de fugaces espejismos de alegría, distorsionando el amargor eterno que nuestra propia historia nos concede.
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El amor para toda la vida hasta ahora pilar inquebrantable, único conato de esperanza para mi persona; la raíz de todo lo bello y lo bueno de éste jodido planeta. Ahora resulta que no existe. Un sentimiento obsoleto, en total desuso por el único de los animales capaz de convertirlo en fuerza motriz de lo humano conocido, es decir, del universo. Y no es que lo diga yo que aún me aferro conscientemente a la torpeza como forma de vida, sino que veo es algo muy común entre mis semejantes más cercanos. Pienso que no saben de lo que reniegan; que es muy triste que la criatura inadaptada del primer mundo pueda confundir momentos frenéticamente emocionales con el amor sincero y exclusivo a un particular.
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Las muchas cuestiones interesantes que nos plantea “La carretera” de Cormac McCarthy, se presenta en los diálogos que entre padre e hijo se producen a lo largo del asfalto que les llevará a ninguna parte. La respuesta del padre ante las muchas dudas sobre bondad y vida del hijo acaba en la afirmación de que ellos dos “llevan el fuego” ¿Qué fuego? Acaso hemos de esperar a un nuevo cataclismo que nos afecte directamente para comprenderlo.
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¡qué falta de humanidad más humana! O sea, estúpida.