12 de Enero 2.006 Ouanaminthe

Posted by Eduardo Flores | Posted in , , , , | Posted on 20:47

...Ouanaminthe nos arrojaba a nuestra cara civilizada occidental y prepotente sus garras de animal herido nato. Quema el suelo, el silbido de las piedras que esquivamos a duras penas mientras corremos: perseguimos, huimos. Duele el aire que se mezcla en el punzante sabor a sangre al entrar apresurado en nuestro interior. Es hora de largarse de aquí ¿a qué coño están esperando? La jerarquía, la escala de mandos, ya se ha desvanecido entre el humo de los botes que la desesperanza escupe. Ha ocurrido otras veces. Quizá, para la gran mayoría de ellos, es la primera vez y ves en sus rostros el pánico y éste convertido en rabia mientras golpea a su presa en el suelo. No era ni la primera ni la segunda, tampoco la tercera… quién sabe. Hace rato que la situación se nos ha ido de las manos, desde que dejamos la cama pienso. O bien, cuando contando tan sólo cuatro nosotros, contábamos cientos de ellos esperando en la frontera: ¡la que se va a formar!
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En las afueras del cementerio: calma, cigarrillos, y algún que otro chiste sobre lo que creíamos podía haber pasado; en el mismo lugar poco rato más tarde, el silbido de las piedras que esquivamos a duras penas mientras corremos: perseguimos, huimos. Y golpeamos y nos golpean, pero no duele porque ha de dolerles a ellos más que a nosotros.
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Le sigo continuamente. Soy el conductor de la patrulla y ello me permite la justa libertad de movimiento que mi experiencia requiere para ser del todo eficaz. Un Leónidas arrogante pero con cojones, pienso mientras le sigo, asaltando esquinas y golpeando. Ponemos presillas, golpeamos de nuevo y entregamos a la UNPOL. Qué manera de morir más estúpida...

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