Posted by Eduardo Flores | Posted in | Posted on 19:56

Hete aquí, respondiendo a las preguntas que te permitan encontrar otras preguntas con las que combatir la desazón de estos días dentudos: ¡ayes de los ayes por los ayes! Deduzco de tu mirada perdida un verso que se siente como en casa y que se alborota solo, dedicando al paso del tiempo un estribillo dañino, apuntando que la soledad se parece demasiado al vacío de nada que ocupa la nada del sentimiento que nada en el agüilla de tus ojos. Qué poco has aprendido de la vida, te dices tras los intentos de dinamitar la puerta que mantiene cautiva a la felicidad, la siempre anhelada.

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