Otra vez juntos.

Posted by Eduardo Flores | Posted in , | Posted on 1:30

No me pueden decir ustedes -seres invisibles, tal vez mera invención, pura fantasía- que aún no la conocen. Ella es, sencillamente, una criatura de apariencia inanimada. Una flor fósil, una esclava del sonido y de la serpiente. Juanita Desamparo, cuyo nombre hace honor a una figura poética predilecta para mí, la paradoja, vuelve a las andadas tras el desgraciado accidente de uno de sus seis vilipendiados ofidios. Pensé que sería más dura; algo así como la ex mujer que se niega a ser tocada finamente por uno, inhibiéndose de su responsabilidad de amante por orden emocional vinculante. El caso es que uno, a pesar de ser una derrota sentimental, aún sabe jugarse la boca y como no, los dedos. Así fui desterrando a la maltrecha pitón accidentada, haciendo de su sitio el de otra, más vieja pero experimentada, curtida en mil falsetas de bulerías; sí, sí, todo un lujo. Una vez el reparo materializado y mi señora luciendo nuevo look, mis pobres notas malsonantes volvieron a crepitar entre las paredes de este refugio que ya era casi un solar de la pasión. Mientras escribo estas líneas de alegría, ella, que se sienta junto a mí en el sofá, resplandece entre el aire viciado y caliente de la pesadumbre.
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Le he recitado aquel soneto que hace algunos días colgué por ahí abajito, y que le escribí pocos días antes. Sonríe cómplice, pero con el consejo en su mano, de que hombre precavido vale por dos. Habrá que hacer acopio de serpientes, habilitar un nuevo cajón.

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